Ya ha llovido mucho desde la Cursa dels Nassos de Barcelona, pero no quería dejar esta entrada sin escribir, ya que es una carrera impresionante. Sin duda el mejor 10k de toda Barcelona. Es la carrera que nos pone a cada uno en nuestro sitio real. Aquí el que tenga pájaros en la cabeza de megacrack, se los carga de un plumazo. Es la carrera perfecta para volver a colgarse el cartel de corredor popular, que muchos no nos hemos quitado nunca, pero del que otros muchos huyen.
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| última foto con los colores del ashi team |
El ambiente de esta carrera es especial por muchas cosas. Por un lado, al ser día 31, muchos corredores se lo toman como una carrera donde celebrar el fin de año, de manera anticipada, con los amiguetes. Cachondeo, disfraces, unos kilometrillos y para casa. Para otros, última competición del año y un circuito perfecto. Llano, rapidísimo, con gente que corre de verdad y lleva la carrera a mil por hora, y en estos casos, todos huelen la sangre, y han marcado con una X en el calendario la carrera para buscar MMP. Esto se nota en el cajón. Nadie cede un milímetro, y si puedes avanzar una fila, como quien no quiere la cosa, mejor. Lo típico que alguien te toca el hombro para saludarte, y solo puedes levantar la mano, y ni girarte, porque te has quedado encajado, como si fueras una pieza de tetris.
Estaba en el cajón de salida muy tranquilo. Sabía que se podía correr mucho, pero también siendo consciente, de que después del maratón había entrenado poco, y con una calidad pésima. Pero soy de los que cree que hay días que suena la flauta y hay que aprovecharlos. Mi objetivo en la salida era claro. Salvar el primero kilómetro, y apartir de ahí, ver como venía la carrera, que sensaciones tenía, y con esto plantear el resto de kilómetros.
La salida fue parecida a cuando mueves bien una botella de cava y abres el tapón a lo loco. Salimos que parecía el fin del mundo y que el asfalto se iba abriendo detrás de nuestros pies. Vaya marea de corredores. Metido en faena no puedes relajarte. Básicamente por seguridad, que nadie te pase por encima. Llegado al km 1, la velocidad de crucero era altísima.
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| Metido en el pelotón de salida |
Quise bajar el pistón un poco y me pasaban por todos lados. Llegó a mi altura Pau Vilar, de ashi, y pensé, "ahora aquí si hay que agarrarse y tirar adelante". Necesitaba una referencia. Esto de correr en un pelotón tan grande se hace muy difícil. Algún corredor que va para adelante, otros para atrás... y lo cierto es que el resto del año siempre corres solo, o en grupos muy reducidos. Próximos al km 2 el grupo ya se había establecido. Era enorme, pero verte rodeado de caras conocidas, con los que corres habitualmente, ya te da tranquilidad. En este punto tocaba correr, gestionar bien las fuerzas y dejarse llevar.
El ritmo se estabilizaba, y por fin me encontraba cómodo. Supongo que es la sensación de tener la carrera controlada. Pasábamos los kilómetros, y próximos al km 5 hay un giro de 180º. La cantidad de corredores que llevaba por delante, y la cantidad que venían persiguiendo por detrás. No se veía ni un hueco, y yo pensaba que iba metido en un grupo. Irte 30 seg por detrás, era perder 50 posiciones tranquilamente.
Paso por el km 5 en 16:23. Tiempazo, pero aquí si veníamos muy estirados y me había quedado solo. Tocaba remar cara al aire. Al paso por el kilómetro 6 volvía a engancharme a gente, pero se rompía otra vez en mil trozos. Cada uno haciendo la guerra por su cuenta. Me tocaba sufrir. El grupo se había roto justo detrás mio un poco antes del km 7, y yo perdía metros en el grupo. Mirada atrás y el hueco era importante en este tramo. Hasta el kilómetro 8 sufrimiento extremo. Parecía que podía volver a entrar, pero se me volvían a ir.
En la larga recta de diagonal, venía gente desde atrás como un avión. Había pasado el último kilómetro y medio en crisis, y la cabeza no estaba para buscar ese plus de sufrimiento. Ya llegando al km 8,5 decidí tirar con otro corredor que me cazó. Ahí ya no podía dejarme ir. Sufrimiento al 100%, realmente en el límite. En recta de meta, a lo lejos el reloj marcaba un 32 muy bajo. Podía tener el sub 33 a tocar.
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| Recta de Meta |
Cambié algo, poco. La cabeza quería, pero las piernas ya flojeaban. Apretar los dientes, a todo o nada. Paso el primer arco de propaganda. 32:45. Se me iba a escapar, y estaba dándolo todo. Justo pasar por el arco de llegada el crono sobrepasaba ligeramente los 33 minutos. Llegué completamente vacío, no me había guardado nada. Quería esperar el milagro, y que el tiempo real me diera como mínimo ese 32:59 que tanto gusta, sobretodo si no lo esperas. Pues nada, milagros a Lourdes. 33:04 MMP y para casa. Que queréis que os diga, ya me podía dar con un canto en los dientes, pero como fastidia no conseguir algo tan goloso como un sub 33, por 4 segundos.
Ahora mismo estoy dándome un respiro. Por eso no he escrito durante un tiempo. Si se desconecta, se desconecta, y las batallitas no son la mejor manera de hacerlo. Esta semana estaré en la mitja de Barcelona, sumando kilómetros de calidad, sin ninguna pretensión de marca. Disfrutar corriendo, con un punto de relax, que seguro se agradece.
